Desde que me certifiqué como coach aprendí el valor de las preguntas, fue durante ese proceso que le di su lugar y respeto.

Tuve conciencia del impacto que tienen las preguntas, ellas tienen un gran poder, en esa certificación aprendí que “Las preguntas son como linternas: nos ayudan a iluminar lugares oscuros, pero a la vez oscurecen otros” esto dijo mi amigo y maestro Roberto Bernal y nos explicaba el valor que tienen las preguntas y que debíamos procurar hacer las preguntas correctas, preguntas “poderosas” como le llamamos en coaching.

Antes de eso me hacía preguntas como estas: ¿Por qué esto me sucede a mí? ¿Qué hice para merecer esto? ¿Por qué tiene que ser tan difícil? Etc, etc. Como observas son preguntas que detrás tienen quejas, excusas y una posición de víctima, por ende, las respuestas serán igualmente negativas y pocos productivas.

Tony Robbins uno de los más influyentes del crecimiento personal de hoy en día afirma: “Las preguntas controlan tu enfoque, en lo que te enfocas es lo que sientes, lo que sientes es tu experiencia de vida”

Como has notado las preguntas tienen un gran poder y éstas desencadenan una serie de experiencias que en ocasiones ni notamos. Por estas razones es que deseo invitarte a estar más consciente del tipo de preguntas que haces a ti y a los demás.

Tres tips que te ayudarán a cambiar de inmediato la forma de hacer tus preguntas:

  • Procura que tengan un enfoque positivo: puedes dar el enfoque que deseas, cuando es positivo se enfoca en lo que SI quieres, en lo que te agregue valor, por ejemplo: ¿Por qué esto me sucede a mí? La respuesta natural es negativa, ahora bien, cuando dices ¿Qué hay de bueno para mí en esta experiencia? Estás retando tu atención a buscar las cosas positivas (que siempre las hay).
  • Deben estar enfocada en construir: en lugar de preguntar ¿Qué hice para merecer esto? O ¿Quién es el culpable de esto? Pregunta ¿Qué puedo hacer diferente partiendo de este resultado? ¿Cómo podemos encontrar una solución juntos? Si notas las posibles respuestas que emanan en la 2da versión agregarán valor – construirán mejores resultados.
  • Usa menos “Por qué”: desde pequeños nuestra forma de preguntar favorita es iniciando con “Por qué esto o aquello” y es genial a la edad de 7 años, sin embargo, ya para edad adulta es importante administrar su uso; por una sencilla razón los “Por qué” nos llevan a justificarnos, a excusarnos y victimizarnos. ¿Por qué no sabes inglés? ¿Por qué no haces ejercicios? ¿Por qué no te alimentas mejor?

Estoy seguro que una de las 3 preguntas te atina y si observas las repuestas todas son “justificaciones o excusas” que lamentablemente te dejan en el mismo lugar.

Ahora si las preguntas fueran: ¿Cómo puedo lograr aprender inglés? ¿Qué puedo hacer hoy para retomar mis ejercicios? ¿Cuáles 3 alimentos al eliminarlo de mi dieta mejoraría la calidad de mi alimentación?  ¿Lo puedes ver? Las repuestas a estas últimas 3 preguntas son muy diferentes y empoderadoras.

Presta atención a las preguntas que te haces, haz los ajustes poco a poco y te aseguro que obtendrás mejores respuestas

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